Inauguración del Vivero Psamófilo del Parque Azul. ATLÁNTIDA

Inauguración del Vivero Psamófilo del Parque Azul, con motivo de la instalación de la cartelería informativa en el espacio.
Se realizará el miércoles 12 de febrero, de 09:00 a 10:30 hs; en el Parque Azul de Atlántida.
Contaremos con la presencia de los representantes de los gobiernos provinciales del Proyecto de Cooperación Internacional entre provincias de Neuquén, Buenos Aires, Salta y el departamento de Canelones y se espera contar con la presencia del Alcalde de Atlántida, el Director gral. de Gestión Ambiental de la Intendencia, la Coordinadora del fondo GEF "Consolidando políticas de la biodiversidad y la tierra como pilares del desarrollo sostenible" y de la directora y técnicos de DINABISE del Ministerio de Ambiente.
Se realizará una recorrida guiada por el espacio, presentando los objetivos y la visión del proyecto, así como el trabajo realizado hasta la fecha.
Montes y matorrales psamófilos, conocerlos y disfrutarlos es la mejor manera de protegerlos
Es probable que solo los más viejos recuerden que donde ahora hay dunas fijas y zonas urbanizadas antes existieron dunas móviles. Y pocos saben que donde actualmente se desarrollan pinos, acacias y eucaliptos antes predominaron dos formaciones boscosas nativas: el matorral espinoso de arenales (también llamado “psamófilo”, del vocablo griego psamos que significa arena) y un tipo de monte también denominado psamófilo.
El matorral espinoso de arenales (o “psamófilo”), se caracteriza por estar constituido por arbustos y árboles achaparrados, acompañados de tunas, enredaderas y helechos. La mayoría de las especies son espinosas y su altura media es de 1 a 2 metros.
El monte de arenales (o monte psamófilo) es un tipo de monte se encuentra a cierta distancia del mar y al resguardo de los médanos. Se trata de un monte relativamente bajo (de 3 a 6 metros de altura), conformado por árboles, arbustos, tunas, hierbas, enredaderas y epífitas.
Ecosistemas en peligro de desaparición
Si bien la tala para la obtención de leña y el pastoreo han sido dos factores negativos para la conservación de estas dos formaciones, el factor que las ha afectado más profundamente ha sido y sigue siendo el desarrollo turístico.
En muchos de los actuales balnearios, la división en solares fue a menudo precedida por la plantación de pinos y acacias para contener el movimiento de las dunas.
Esas y muchas otras especies introducidas ahora se reproducen espontáneamente y han invadido prácticamente toda la costa, ocupando así el espacio que le corresponde a estos (y otros) ecosistemas nativos.
El principal obstáculo para la conservación de estas dos formaciones sigue siendo su “invisibilidad”. Para la mayoría de nosotros un pino es mucho más familiar que un molle, un eucalipto que un coronilla y una acacia que una envira y se nos hace difícil reconocer un matorral o monte de arenales aún estando parados frente al mismo.
La importancia del bosque y matorral psamófilo radica en que estas formaciones vegetales han sufrido una drástica disminución en las últimas décadas producto de profundas modificaciones costeras por actividades humanas como el turismo, la urbanización no planificada, la forestación, los incendios, la extracción de arena, la ganadería y la agricultura.
Actualmente la persistencia del bosque y el matorral psamófilo depende de la adopción de medidas urgentes para su protección.
La desaparición de los últimos parches de bosque y matorral psamófilo existentes implicaría la pérdida de formaciones vegetales costeras únicas en la región, y la consecuente extinción de especies endémicas.
Asimismo, conduciría a la perdida de los servicios ecosistémicos que estos proveen, como el mantenimiento de la dinámica geomorfológica de la costa, a través de la estabilización de dunas y el transporte de arena, evitando así la pérdida de arena y la erosión costera, entre otros procesos. las presiones sobre estos ecosistemas se pueden dividir entre aquellas que fragmentan y reducen la superficie de estos ecosistemas, como la urbanización, la agricultura, la forestación y la minería (extracción de arena a gran escala), impacto que se evidencia fácilmente por la desaparición de parches y su sustitución por construcciones, cultivos o canteras.
Por otro lado, existen presiones que afectan la calidad de estos ecosistemas, alterando su composición y estructura. Entre estas presiones se encuentran las especies exóticas invasoras, la ganadería y las actividades turísticas que generan presión como tala, quema o basurales en los parches.
¿Qué medidas podrían tomarse?
Entre ellas se destaca la importancia de disminuir las fuentes de presión actuales, dado que la superficie actual de estos ecosistemas ya ha sido profundamente modificada y urge que no disminuya más. Es importante considerar la ubicación actual de los últimos remanentes para su consideración en planes de ordenamiento territorial de la zona costera. Hay que destacar además la urgencia con las que deben ser llevadas a cabo estas medidas de manejo y conservación. Es grave el rápido avance de las presiones sobre estos ecosistemas. Es necesario el desarrollo de planes de restauración o rehabilitación de las diversas áreas costeras en las cuales se registraron bosques o matorrales psamófilos seriamente degradados o amenazados, destacando nuevamente su rol en el mantenimiento de la dinámica costera.